Hello!! ¿Como están? Los saludo desde la calurosa y bella Santiago de Cali. Estoy feliz muy feliz como
una lombriz y tengo un montón de cosas muy interesantes para contarles. No
puedo precisar si estoy “hipersensibilizada” con el mundo de la psiquiatría o
que puede ser, pero últimamente me encuentro con personas un poco… ummm…
curiosas. Por ejemplo, queridos lectores, en la noche de ayer aborde un taxi y
aproximadamente cinco minutos después el chofer me dijo que estaba escuchando
voces. Ya se imaginaran ustedes la cien
mil y un cosas que alcance a pensar, mientras observaba a este sujeto por el
espejo retrovisor y veía sus ojos un poco exaltados (siendo sutil). Mi mente
medica, me decía: dale Meli! pregúntale que le dicen? ¿Cuántas son? ¿Confabulan
contra ti? ¿Hace mucho las escuchas?.. No obstante, mi instinto de
supervivencia me decía: ni se te ocurra listilla, recuerda que vas a 80 km/h y probablemente la respuesta no
te guste. Ante la complicada situación,
no pude más que mantener mi boquita cerrada y escuchar atentamente los relatos
de este hombre, que se encontraba en aproximadamente la quinta década de la
vida y me relataba el que en algunas
ocasiones le resultaba usual escuchar estas voces, que según afirmaba, eran de
pasajeros suyos, jóvenes (como yo), que habían muerto. Extraña experiencia fue
esta, pero aquí estoy contando la historia: D
Adicional les cuento que realice mi primer turno de psiquiatría.
Es oficialmente el turno más largo que he realizado. El profesor me regaño por
no almorzar, en Cali nos encontrábamos sin agua, andaba despeinada, me perdí
buscando la habitación del paciente, el vigilante me miro raro la tercera vez
que pase por el mismo lugar y muy a las 6 PM cuando estaba al borde de la
hipoglicemia, mi apreciado tutor me miro
con sus ojitos amables y me dijo que había comido frijolitos en la casa del
papa y después había tomado una siesta. Sí, yo sé, suena trágico! Pero creo que
me he vuelto un tanto masoquista, porque hoy escribiendo esto, se esboza una
sonrisa en mi cara recordando que la pase EXCELENTE. Fue como abrir un libro,
pero en vez de historias pudiera tener personas dramatizando todo para mí. Pude
ver de primera mano lo que es alguien con depresión e ideas suicidas, vi personas
psicóticas, con demencias, trastornos adaptativos, síndrome de abstinencia, en fin,
fue toda una aventura. Me fui, porque el profesor me despacho y el miedo que me
multaran en el sitio donde había estacionado, estaba presente desde las cinco.
Hablando de situaciones curiosas, esta semana recibí
la visita de alguien cercano a mí que por el momento cursa con depresión, me pareció
extraño, pues estaba estudiando específicamente el tema. Asi que les cuento, esta es una enfermedad muy prevalente, lo que
quiere decir que un gran número de personas la padecen en la población. Es por
esto, que hablar de ella resulta muy importante, ya que la consulta oportuna
por parte del paciente puede ser un acto que marque la diferencia.
La palabra depresión, viene del latín depressus que significa “derribado” o “abatimiento”
según el diccionario etimológico. También, se relaciona con la teoría de los
cuatro humores corporales, propuesto por Hipócrates, en la que relacionaban la
bilis negra con los síntomas que actualmente se conocen como depresivos. Previamente
era conocida como melancolía, pero fue en el año de 1725 donde el Dr. Richard
Blackmore le adjudico su nombre actual. Como dato interesante, este médico
ingles, también era poeta, pero data la historia que fue uno de los peores.
Los síntomas de esta patología varían en un
amplio espectro. Usualmente, los pacientes pueden estar deprimidos, irritables,
con llanto fácil y algo característico en
ellos, la anhedonia, que es la incapacidad de sentir placer ante estímulos que
previamente lo hacían. Se puede observar
también retardo motor, fatigabilidad que no se explica con la actividad física,
bradipsiquía, ideas de desesperanza, muerte, minusvalía, y en algunos casos se
pueden presentar síntomas de ansiedad los cuales suelen ser confusores. También
se pueden presentar depresiones atípicas que cursan principalmente con
hipersomnia y agitación.
El DSM IV establece 9 criterios diagnósticos. Pero
es necesario que se encuentre la tristeza o anhedonia acompañado de por lo
menos tres de los siguientes: pérdida de peso, alteración del ciclo
sueño-vigilia, sentimientos de inutilidad o culpa, pensamientos recurrentes de
muerte, fatiga o perdida de energia, ideación suicida.
Dependiendo del grado de afectación de la vida
diaria, se divide en leve, moderada o severa. Esta última puede o no cursar con
psicosis. Siempre es importante valorar posibles ideas suicidas. El grado leve
se trata con psicoterapia y actividad física. A partir de moderado se adiciona
terapia farmacológica. El efecto del
tratamiento suele demorarse entre 4-6 semanas en surgir efecto, lo cual puede
generar angustia y abandono terapéutico en los pacientes.
Esta patología es más común en mujeres que en
hombres en una relación 2:1. Suele presentarse en etapas productivas de la
vida, aunque en el grupo femenino hay un segundo pico que consiste en la
posmenopausia. A nivel económico, por ser una enfermedad incapacitante genera
grandes costos para el sistema.
Como diría el refrán, viendo es como se
aprende. Aquí les comparto esta película titulada melancolía, y sería
interesante que previamente observaran la clasificación del CIE 10 y el DSM IV
para depresión y así observar la película con actitud crítica intentado
identificar la sintomatología de los personajes.
Esto ha sido todo por hoy, feliz fin de
semana!!
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